Niños y niñas, la lección de hoy es cómo iniciar su propia compañía
El director Roy Park con sus alumnos de sexto grado, de derecha a izquierda, Rebecca Halbert de 11 años, Bodhi Seidman de 10, y Kennedy Williams de 11, crearon un videojuego en una clase donde los estudiantes aprenden sobre cómo iniciar un negocio.
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Mientras sus colegas arreglan la impresora 3D, los empresarios con sede en Westchester, Hazel Holmes y Jameel Mamdani pasan de lado hacia la reunión que se llevará a cabo sobre el estatus de su iniciativa empresarial. Holmes configura la página Etsy de la compañía y quiere empezar a vender impresos en 3D tan pronto como sea posible.
Cerca de 13 millas al este, en el sur de Los Ángeles, cerca de 40 posibles emprendedores de negocios aprenden sobre una iniciativa empresarial en Israel y la realidad virtual en Estados Unidos, ecos de “Ooohs” y “Genial” resuenan en el salón mientras escuchan sobre el futuro de la realidad virtual en las películas: Pronto, van a poder caminar dentro de ellas y hasta trabajar en la producción.
Los empresarios de ambos lugares son estudiantes.
Holmes y Madmani son estudiantes del sexto grado en una escuela incubadora, una escuela piloto en Westchester que abrió en el 2013.
Los empresarios exponenciales son estudiantes del décimo grado en Nava College Preparatory Academy, el pasado lunes la clase era una asignatura optativa, desarrollada por Marcus Shingles, el consultor principal del grupo Deloitte.
Mientras las comunidades de South Bay se van convirtiendo en un complemento del Sillicon Valley, también la cultura de la iniciativa empresarial está abriéndose paso en los currículum de algunas escuelas de Los Ángeles.
El lanzamiento de un negocio como parte de una clase no es una idea nueva. Lo que es nuevo en estas escuelas, al menos en el sur de California, es la marca de la iniciativa empresarial, la implementación de tecnología a un negocio propio.
Hay campamentos de verano o programas para después de escuela que enseñan técnicas y herramientas para comenzar negocios y actúan como incubadoras para los estudiantes, pero las clases y las escuelas que las imparten son poco comúnes.
“Las cosas que están aprendiendo ahora están en el patio trasero de su casa”, le dijo Shingles a los estudiantes, que estaban vestidos con sus uniformes de pantalón negro y camisas de cuello blanco, “ustedes pueden obtener internados de verano”.
Shingles, que trabaja con ambos, emprendedores y grandes compañías quienes usualmente las fundan, crearon la opción porque se dieron cuenta que los estudiantes particularmente los de bajos ingresos, la mayoría de las veces no tienen acceso a los recursos para aprender sobre las tecnologías emergentes.
Un maestro de inglés y matemáticas imparte la clases y Shingles viene de vez en cuando para conocer a los estudiantes y compartir sus experiencias.
Si alguno de los estudiantes está interesado en tecnología o en iniciar un negocio, esta es la tecnología que ellos deben conocer. Mucho de la ciencia tradicional, negocios o matemáticas no son la suficiente muestra para saber si están interesados, dijo Shingles.
Este año los estudiantes de Nava Prep, aprenderán sobre las distintas tecnologías, robótica avanzada, inteligencia artificial y fabricación digital por nombrar algunas, se dividirán en grupos de investigación y las presentarán a los otros.
Los maestros de inglés y matemáticas están aprendiendo sobre las tecnologías de la misma forma que los estudiantes. El próximo año ellos aprenderán sobre cómo financiar nuevas empresas de tecnología con recursos como el financiamiento público o con competencias basadas en ganar premios. Cuando sean estudiantes del último año, la meta será poner en marcha nuevas empresas.
“No sabemos si va a funcionar”, dijo Shingles, “Pero creemos que lo hará”.
La Escuela Incubadora ocupa unos cuantos pasillos en el plantel del Westchester Enriched Sciences Magnets, cerca de las 12 hectáreas de tierra que compró Google recientemente, además de un grupo de nuevas oficinas de alta tecnología en Playa Vista. Actualmente la escuela tiene estudiantes del sexto al noveno grado y eventualmente se expandirá hasta el 12avo. grado.
El objetivo de la escuela es infundir el estilo actual de emprendedores en todo lo que los niños hacen, para prepararlo en el camino tradicional de ir a la universidad o para que inicien su propio negocio después de graduarse de la universidad o mientras están en la universidad, o ambos.
Aquí, una lección de estudios sociales desde séptimo a noveno grado consiste en pedir a los estudiantes que piensen como los padres fundadores en términos del diseño: ¿Cuál es el problema que tenían que resolver? ¿A quién estaban sirviendo?, ¿Cómo solucionarlo?
No hay clubes de sexto grado después de la escuela, están en el segundo periodo bajo la supervisión de la profesora de STEM Pamela Stiles y de la fundadora de la escuela, Sujata Bhatt. Los clubes escolares tradicionales se asemejan más estrechamente a las empresas en términos de estructura, dijo Bhatt.
Así que la escuela tomó provechó de esto- en el salón de Bhatt, unas dos docenas de niños se agrupan en cuatro grupos, cada uno trabajando en un proyecto diferente. Hay un club de animación para crear algo que tenga que ver con Bill Gates con un fondo de dinero, un juego del club de diseño que utiliza la programación para tratar de mover las piernas de un oso polar por el monitor en un juego que trata sobre el calentamiento global, un club de la creatividad desarrollando un desafío de diseño para que la escuela tenga una mascota.
Cada grupo tiene su propio CEO - una posición que se va turnando cada ciertas semanas a diferencia de la vida real - los clubes establecen metas cada mes y los llaman “Producto final”, al igual que una empresa lo haría. En el octavo grado, el objetivo es que los estudiantes pongan en marcha sus propios emprendimientos dentro de la escuela .
También aprenden a manejar las expectativas y se les enseña que el fracaso está perfectamente bien aceptado.
El club de las estrellas en el salón de Stiles - el equipo de sexto grado está haciendo una página Etsy para vender artículos impresos en 3D, además de obras de arte y pulseras pintadas a mano - ellos planean vender los productos en Etsy .
Holmes está ansioso por empezar a vender los impresos en 3D, cabezas de dinosaurios, cohetes, y otros pequeños adornos - pero Mamdani sabe que no van a tener lista la producción hasta el próximo mes, le dice a ella. La clase casi ha terminado y el equipo está en su quinto intento de hacer un solo cohete.
No imprime, en realidad necesita un par de rondas más de limpieza del filamento.
Las escuelas arraigadas con el principio de la cultura de emprender una empresa, podrían estar más establecidas en el norte de California, donde los padres son los ejecutivos de tecnología y entienden qué habilidades necesitan sus hijos para liderar la siguiente generación.
Tiene sentido que esta práctica se extendiera al sur de California a medida que crece Silicon Beach, dijo Estelle Reyes, directora de la Red para la Enseñanza de la iniciativa empresarial de Los Ángeles, una organización que capacita a los maestros para las clases de emprendimiento.
Como los niños interactúan más con la tecnología, ya sea a través de viajes de estudio, altavoces o los juegos que tienen en sus teléfonos, sus ideas de negocio van desde empresas de ‘Cupcakes’ o camisetas, hasta el desarrollo de aplicaciones que podrían llegar a miles de personas, dijo Reyes.
“Los niños están cada vez más y más expuestos a la tecnología”, dijo Reyes. “Así que están aprendiendo cómo resolver problemas de una manera más sofisticada.”
¿Pero, pasar del aprendizaje tradicional, basado en la conferencia, para permitir a los estudiantes poner en marcha empresas de alta tecnología como parte de los planes de estudio? Eso podría tomar mucho tiempo para ponerlo en práctica ampliamente, dijo.
“Nuestro sistema escolar es tan arcaico, que es como mover una montaña”, dijo Reyes. “Es muy duro para difícil desbaratarlo. Hay pequeños murmullos aquí y allá, pero no ha habido una revolución”.
Encuentre a Sonali Kohli en Twitter @Sonali_Kohli o por email en[email protected]
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